Cuando vivimos el amor desde la intensidad y el drama.

¿Qué ocurre cuando asociamos el amor al sufrimiento?
SOBREVIVIR VS VIVIR
Una vez escuché una frase que caló especialmente en mi interior;
«tenemos miedo a algo del pasado pero nunca a algo nuevo por vivir»
Esto significa, que cuando tenemos miedo ya no estamos presentes, sino que asociamos algo de nuestro pasado con lo que ocurre en nuestro presente, y creemos que tenemos miedo a vivir eso nuevo, aunque sólo es un recuerdo de algo pasado, un miedo a repetir una historia, de volver a sentir un dolor. Porque no se puede tener miedo de algo que aún no se ha vivido, ¿no te parece?.
Cómo ha sido nuestra infancia, cómo hemos vivido la nutrición emocional, cómo ha sido nuestro entorno familiar, cómo se ha vinculado el amor dentro de nuestra familia y cómo nuestros familiares han recibido la nutrición emocional, configura nuestra manera de vivir y entender el amor.
Sólo podemos dar aquello que tenemos, no podemos dar lo que no tenemos; aquello que no hemos integrado, que no hemos aprendido, no es posible ser entregado a otros. Es decir, si no me amo, es difícil que pueda enseñar a amarse a mis hij@s.
Mucha de la terapia que realizo con Padres, tiene que ver más con el trabajo pendiente de los padres y su falta de conexión con sus recursos y herramientas, que el verdadero conflicto o problema con el hijo.
Cuando somos niñ@s y el amor que recibimos es a través del conflicto, del rechazo, de la sobre-protección, de la manipulación e intensidad… Asociamos inconscientemente el amor a esa estructura.
Cuando el amor es igual a drama y dolor
Si en la infancia se vivieron experiencias traumáticas, dramáticas, intensas… Probablemente fue en una situación en la que estabas en calma, en la tranquilidad y una experiencia dolorosa, una traición de quienes más querías y que les tocaba protegerte, abusos, violaciones, manipulaciones, abandonos… Rompen por completo tu tranquilidad. Es aquí cuando tu psique guarda un miedo enorme a estar en calma, por miedo a volver a sentir el dolor que te resquebrajó ante alguna de estas o varias circunstancias…
Y aquí se configura el miedo al amor, asociado al dolor, el miedo a ser felices, a que haya calma y tranquilidad en nuestra vida…
¿Qué hacemos inconscientemente? Fabricamos ese dolor a través de la intensidad y el drama, porque ese es el amor aprendido. Lo que realmente ocurre es que tenemos miedo a volver a perder aquello que ya perdimos, volver a sentir el dolor que ya vivimos, volver a ser vulnerables y que nos dañen de nuevo. Utilizamos el drama, la intensidad, el control y la manipulación para no conectar con ese dolor de la infancia, ese dolor que nos mata, que nos hace sentir que nos vamos a morir. Tapamos un agujero que no hemos sabido llenar por nosotr@s mism@s.
Cuando el amor ha sido sostenido a través de este tipo de experiencias y de traumas, el amor está asociado al sufrimiento, está asociado al dolor, y así amamos generando más dolor y evitando/controlando descubrir la verdad, la verdad de nuestro dolor y nuestra heridas… Ellas son; Soledad, Abandono y Rechazo.
La forma de sobrevivir a estas heridas inconscientes y no sanadas, es a través de la intensidad/el drama y el control, cuando estos mecanismos aparecen, dejo de estar conectado con las heridas, «tapo el agujero».
La terapia nos ayuda a reconocer este agujero, a descubrir nuestras heridas para curarlas y así transformarnos y convertirnos en una versión mejorada, espontánea y esencial de nosotr@s mism@s.
Reconocer el dolor y abrazar nuestras heridas nos ayuda a volar. No nos mata.
Cuando somos capaces de reconocer este dolor, ya no necesitamos crear drama en nuestra vida para sentir el amor, ni necesitamos controlar y manipular de forma automática. Somos capaces de relacionarnos desde otro lugar y confiar en el amor y en nuestro poder para conectar con quienes somos, con la calma y la tranquilidad mental.
Para mi comunidad Astrológica;
Esto está asociado a la Luna Escorpio, al Ascendente Escorpio, mucha energía Escorpio y/o un Plutón fuerte vinculado a la Luna.
Yo soy alguien que tiene un Plutón vinculado a su luna, es decir, mis emociones vinculadas al drama, para tapar mis heridas de soledad, rechazo y abandono. (Que suelen ser muy potentes en configuraciones como las mencionadas.)
Yo sé lo que es el miedo al amor, hasta el punto de no haber amado de verdad hasta mis 33 años, aunque nunca lo supe. Mi amor ha estado vinculado siempre a no quedarme sola, al miedo al abandono y al rechazo. Ha sido tan dramático, que he sido capaz de hacer cualquier cosa por caminar acompañada.
Esto es lo que nos causan las heridas no reconocidas. En lugar de afrontar y reconocer estas heridas, huyes para no sentirlas y actúas en base a tu miedo en lugar de tu esencia.
Hoy conozco mis heridas, he transformado mi persona varias veces a lo largo de mi vida, soy capaz de mirar mi dolor y abrazarlo, y duele, pero me transformo día a día. Ahora elijo lo que deseo y me vínculo desde mi alma, y aunque a veces siga sintiendo miedo al amor, a vivir, a ser feliz y estar en paz… Lo practico, deseo y creo con todo mi corazón, cada día de mi vida.
La terapia ha sido lo que más me ha ayudado a empezar a sanar, pero sobre todo las ganas de ser quién verdaderamente soy, en lugar de quién sufría por ser.
Dedico estas palabras y la conciencia de estos dolores “escorpianos” a mis lunas Escorpio favoritas; mi amiga Jaione, que es una luna Escorpio de libro y a la quiero con locura, pero sobre todo a mi «Amatxo», que veo en ella una gran transformación y reconozco, admiro y honro todo lo que ha vivido.
El AMOR, a veces, se sostiene en una estructura de dolor y sufrimiento,
hasta que eliges con VALOR, TRANSFORMARLO.
Nahikari Pérez
